La relacion de la mujer y el yoga no ha sido siempre como la conocemos hoy. El yoga en sus orígenes fue creado y dirigido por y para hombres, en una India marcada por el machismo. Las mujeres no tenían derecho sobre su cuerpo ni podían aspirar a explorar caminos más intelectuales o espirituales.Y por supuesto no tenían acceso a las enseñanzas del yoga. De ahí la ausencia de mujeres en los textos sagrados y en los linajes de maestros del yoga. Aún a día de hoy algunos ashrams prohíben el acceso de mujeres.
En los inicios el yoga era más bien una filosofía. Pero a principios del siglo XX con la Primera Guerra Mundial el yoga empezó a ser difundido en India de manera más física (asanas) a modo de entrenamiento para el ejército. Aún seguía siendo cosa de hombres.
“Practiquemos la solidaridad, la luz, la armonía y el amor. La práctica constante del Yoga y la meditación me cambió la vida; se los ofrezco con todo mi amor y deseos de bienestar, paz y luz.” Indra Devi
Rompiendo barreras, prejuicios y prohibiciones las mujeres fueron abriéndose camino en el mundo del yoga. Como Indra Devi, que fue la primera mujer en ser entrenada por el renombrado Krishnamacharya, para lo cual tuvo que pedir ayuda al Maharaya (rey) de Mysore. Fue una figura muy importante cuanto a la difusión del yoga en occidente.
Otra mujer que sigue siendo un referente a día de hoy es Geeta S. Iyengar, hija del gran maestro B. K. S. Iyengar, que promovió una gran investigación sobre los beneficios del yoga para la mujer, adaptando una práctica que hasta entonces era para hombres, al cuerpo y a los ciclos de la mujer. Su gran aportación, aunque no la única es el libro Yoga para la Mujer.
“El yoga tiene un principio pero no un final”
Geeta Iyengar
La realidad de hoy en día es muy diferente a la de los principios del yoga, donde se enseñaba básicamente la filosofía y exclusivamente a los hombres.
Hoy somos mayoritariamente las mujeres quienes practicamos yoga y quienes copamos las aulas de medio mundo. Además tenemos una infinidad de instructoras de referencia en las distintas disciplinas del yoga.
Poco a poco la práctica se ha adaptado a la necesidad de la mujer moderna, que necesita este momento de conexión consigo misma en un atareado mundo, donde además de cumplir con sus labores en el ámbito familiar, posee un papel en el mercado de trabajo, asumiendo así múltiples responsabilidades en su vida.
Mediante las asanas y el pranayama se logra la estabilización de los estados físicos y mentales.
En la esterilla las mujeres consiguieron este espacio que es todo de ellas, donde ya no son más madres, esposas o empleadas, sólo están aquí de cuerpo y mente disfrutando el momento presente.
Con todo eso queríamos daros las gracias por los tremendos esfuerzos que hacéis para dedicaros un tiempo para practicar juntas, creando este momento lleno de conciencia y gracia.
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